El sonido es un
factor que estimula al oído mandando señales al cerebro para ser interpretadas
y darle un sentido. Cada objeto tiene un diferente sonido debido a que cada
objeto emite diferente ondas con diferentes frecuencias lo cual nos permite
diferenciar que tipo de sonido es. Se dice que un sonido no existe al menos que
sea escuchado ya que no es interpretado. Para poder ser considerado un sonido
debe cumplir tres características. La primera que se debe evaluar es la
intensidad que tiene, el tono que viene a ser la cantidad de vibraciones que
produce por segundo, y el timbre que es la característica especifica de cada
sonido que permite diferenciarlo de otros. Como características secundarias
esta el espacio en donde se encuentra el sonido y el tiempo o la duración del
sonido.
El sonido humanamente
audible consiste en ondas sonoras consistentes en oscilaciones de la presión del aire, que
son convertidas en ondas mecánicas en el oído humano y percibidas por el cerebro. “La
propagación del sonido es similar en los fluidos, donde el sonido toma la forma
de fluctuaciones de presión. En los cuerpos solidos la
propagación del sonido involucra variaciones del estado tensional del medio.” (Cooper, 2015) La propagación del
sonido involucra transporte de energía sin transporte
de materia,
en forma de ondas mecánicas que se propagan a través de la materia
sólida, líquida o gaseoso.
Como las vibraciones se producen en la misma dirección en la que se propaga el
sonido, se trata de una onda longitudinal. El sonido es un fenómeno vibratorio
transmitido en forma de ondas. Para que se genere un sonido es necesario que
vibre alguna fuente. Las vibraciones pueden ser transmitidas a través de
diversos medios elásticos, entre los más comunes se encuentran el aire y
el agua. La
fonética acústica concentra su interés especialmente en los sonidos del habla:
cómo se generan, cómo se perciben, y cómo se pueden describir gráfica y/o
cuantitativamente.
Los animales utilizan
los sonidos percibidos como fuente de información de los sucesos circundantes.
Algunos de ellos pueden emitir un conjunto limitado de señales en la forma de
gritos, cantos o llamadas, que buscan modificar el comportamiento de sus
congéneres, presas o predadores. No obstante, el ser humano es el único animal
que emite sonidos de manera combinatoria,
ampliando así ilimitadamente la capacidad semántica de sus mensajes. Para los
humanos, el aire es el medio transmisor por excelencia. En cualquier sonido
podemos distinguir cuatro parámetros o elementos:
·
Altura o tono:
es la cualidad que nos permite distinguir desde sonidos agudos (mucha altura, o
tono alto) a graves (poca altura, tono bajo). La altura del sonido depende de
la frecuencia de la vibración: a mayor frecuencia, mayor altura (agudos), y
menor frecuencia, menor altura (graves). El sonido se encuentra entre los 16Hz
y los 18000Hz, variando según la capacidad auditiva del oyente. Fuera de estos
límites la vibración es inaudible, y hablamos de infrasonidos y ultrasonidos.
·
Intensidad:
es la cualidad que distingue la "fuerza" del sonido. La intensidad
del sonido depende de la amplitud de la vibración. Una mayor amplitud de onda
nos produce la sensación de sonido fuerte; menor amplitud nos da un sonido
débil. No existe una medida exacta de la intensidad del sonido. En su lugar se
emplea una escala logarítmica basada en la sensibilidad media del oído humano
(decibelios).
·
Duración:
como su nombre indica, es el tiempo que permanece la sensación auditiva.
Mientras el estímulo vibratorio pueda excitar el oído, así durará la sensación
de sonido.
·
Timbre:
es la cualidad del sonido que permite diferenciar la fuente origen del sonido;
así podemos distinguir voces, ruidos, instrumentos, etc. La sensación de timbre
se debe a la diversa combinación de frecuencias de cada onda sonora, a los
armónicos que forman el sonido. "Si hay una única frecuencia presente, se habla
de «sonido puro». Si, en cambio, la variación de frecuencias es aleatoria, se
está en presencia de ruido." (Cooper, 2015)
No comments:
Post a Comment