La luz es la auténtica materia prima de nuestras fotografías.
Conocer su naturaleza y sus propiedades es esencial si queremos entender cómo la maneja nuestra cámara. Y, por
supuesto, también si queremos manipularla correctamente para conseguir que
nuestras instantáneas tengan el acabado que tenemos en mente y la calidad a la
que aspiramos.
1. Calidad
2. Color
3. Dirección
4. Intensidad
1. Calidad
Describe la relación existente entre el tamaño de la
fuente que emite la luz y el del objeto que estamos fotografiando. De ella
depende que las sombras aparezcan suavizadas o adquieran una presencia marcada.
Nos interesa conocer dos tipos de luz: la dura y la suave. La
primera, la dura, aparece cuando el tamaño de la fuente que emite la luz es
pequeño comparado con el del objeto que estamos fotografiando, y genera sombras
marcadas, así como un contraste intenso entre las zonas iluminadas y las zonas
en sombra.
Por el contrario, la luz suave aparece cuando la
fuente que emite la luz es grande en comparación con el objeto fotografiado, o
bien se refleja sobre una superficie amplia. Las sombras que nos proporciona
están menos marcadas que cuando utilizamos la luz dura, por lo que nos
ofrece menos nivel de detalle, pero también colores suaves y
agradables que reducen la carga dramática de las instantáneas e incrementan la
sensación de placidez y relajación.
2. Color
Nosotros no vemos los objetos de nuestro entorno del
color que realmente tienen. De hecho, el color viene determinado, por un lado, por la forma
en que el objeto interacciona con la luz blanca, y, por otra parte, por la
manera en que nuestros ojos y nuestro cerebro interpretan la información que
reciben. Cuando la luz blanca incide sobre un objeto cualquiera, una parte de
su energía es absorbida, mientras que otra parte de su longitud de onda es
reflejada. Es esta última la que determina de qué color lo vemos.
“Para identificar el color de una forma precisa
utilizamos el concepto de temperatura de color, que nos indica el
color de la luz emitida por una fuente entre el rojo (cálido) y el azul (frío).” (HEWITT, 2007) Su unidad de medida
es el Kelvin (K), y nos permite averiguar en qué medida la luz blanca se ha
desviado hacia el rojo o el azul en función de la temperatura alcanzada por el
objeto que la emite. Para entender todo esto mejor podemos recurrir a un
ejemplo. La luz solar directa, la blanca, tiene una temperatura de color de
5.500 K. Sin embargo, la luz emitida por una vela tiene 2.000 K, y, por tanto,
es más anaranjada, mientras que un cielo encapotado alcanza los 6.500 K, y, por
tanto, emite una luz azulada. La dominante del color del espectro que se impone
en un determinado tipo de luz puede ser compensada ajustando
la temperatura de color de nuestra cámara, o bien durante el revelado de los
archivos RAW.
3. Dirección
Esta propiedad está asociada a las rectas imaginarias
que, de alguna forma, nos indican la trayectoria que sigue la luz. Pero lo
realmente importante es que la dirección de la luz nos permite reforzar
o suavizar el volumen, el color y la forma del objeto que estamos
fotografiando. A la hora de iluminar un objeto o una escena tenemos cinco
opciones."La luz frontal minimiza el volumen y las sombras y nos ofrece colores
puros. La luz trasera, sin embargo, acentúa las sombras, atenúa el color y
define el contorno de los objetos."(HEWITT, 2007)
La siguiente dirección que nos interesa conocer es la
lateral, que acentúa el relieve, la textura y alarga las sombras. La cenital incide
en los objetos desde arriba y da sensación de profundidad debido a que nos
permite separar los objetos situados en primer plano del fondo. La opuesta a la
luz cenital es la nadir. Por tanto, ilumina los objetos desde
abajo, y produce sombras muy poco naturales debido a que es poco frecuente en
la naturaleza (solo aparece cuando la luz se refleja en la nieve, en el agua,
etc.). La estética artificial que confiere a nuestras fotografías nos invita a
no abusar de la luz nadir o contrapicada.
4. Intensidad
Nos indica qué cantidad de luz está
presente en la escena que queremos fotografiar. La subexposición se produce cuando la cantidad de
luz es deficiente, y provoca una pérdida importante de información en la zona
de tonos claros. Por el contrario, la sobreexposición revela que hay un exceso
de luz que podemos compensar reduciendo la sensibilidad, cerrando más el
diafragma o incrementando la velocidad de obturación."Incluso, por supuesto,
actuando sobre varios de estos parámetros simultáneamente." (HEWITT, 2007)
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