La membrana plasmática
es una barrera semipermeable que tiene la célula. Esta compuesta por fosfolípidos
que tienen una cabeza polar pero su cuerpo es no polar. Esto significa que proteínas
podrán adherirse a la parte de afuera de la membrana pero sustancias solubles
en agua, polares, no podrán atravesar la membrana, al menos que pase por medio
de proteínas. La membrana permite que entren al citosol sustancias necesarias
para la sobrevivencia y el funcionamiento de la célula.
Las células musculares cardiacas poseen
un potencial de acción diferente al músculo esquelético, por ejemplo, el
músculo ventricular tiene un valor de voltaje muy negativo, de unos - 85
milivoltios, en cada latido el potencial de membrana se eleva hasta un valor
positivo de 20 milivoltios, esto supone que el potencial de acción por término
medio de unos 115 milivoltios. "Podemos encontrar también 5 fases diferentes en
el potencial de acción miocárdico, que van del 0 al 4 y que se caracterizan por
los diferentes iones que participan en cada una de ellas y que por lo tanto
también registran diferentes actividades eléctricas." (Cooper, 2015)
La fase 0 o también
conocida como de despolarización se caracteriza por la apertura de canales de
Na dependientes de voltaje con la consecutiva entrada de este ion, también se
observa una apertura de canales lentos de Ca (L-Ca) y la entrada del ion al
espacio intracelular. Tras la espiga o punta inicial, encontramos una apertura
de los canales de K, y con ello entramos a la fase 1 del potencial de acción
cardiaco.
La salida de potasio se provoca una
repolarización rápida y corta, ya que la constante entrada de calcio por los
L-Ca provoca un cierre de los canales de K. La fase 2 se caracteriza por la
presencia de una meseta en el potencial de acción que dura unos 0.2 segundos
aproximadamente en el músculo auricular y 0.3 en el músculo ventricular,
gracias a la presencia de ésta meseta el potencial de acción hace que la
contracción del músculo cardiaco dure hasta 15 veces más que la del músculo
esquelético. "Existen dos factores por los cuales se explica por qué se produce
la meseta y el potencial de acción prolongado, estos han de considerarse
también como diferencias entre la fisiología del músculo cardiaco y el músculo
esquelético." (Cooper, 2015)
La función básica consiste en
transportar tres moléculas de sodio fuera de la célula y dos moléculas de
potasio al interior, descomponiendo una molécula de ATP en ADP. La señal de
excitación del potencial de acción en las fibras musculares auriculares y
ventriculares es 250 veces mas rápida que la de las fibras nerviosas muy
grandes, y 10 veces mas rápida que la registradas en el músculo esquelético, es
decir, una velocidad de conducción de alrededor de 0.3 a 0.5 m/s.
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